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Primera Infancia: La inversión más estratégica del futuro

Durante el Foro Internacional de Primera Infancia: Una región que cuida, organizado por el Centro de Primera Infancia, voces de Harvard, Stanford y asociaciones globales coincidieron en un mismo punto: el bienestar de los niños en sus primeros años no es un tema asistencial, sino la base de sociedades resilientes frente a la pobreza, la crisis climática y la guerra. 

El desarrollo humano temprano es un tejido complejo que no puede fragmentarse en piezas aisladas. James Cairns, de la Universidad de Harvard, lo expresó con claridad: “El desarrollo de los infantes es un proceso integrado, mientras que nuestras instituciones suelen estar organizadas de manera aislada”. Su reflexión apunta a un desafío que también interpela al mundo empresarial: ¿cómo generar soluciones integrales cuando los sistemas trabajan en compartimentos estancos?

Centro de Primera Infancia
En el evento se abordó sobre la necesidad de evolucionar los ODS de la Agenda 2030 de la ONU en beneficio de la infancia.

Joan Lombardi, del Stanford Center on Early Childhood, fue contundente: “La crisis climática no es la crisis de mañana. Para los niños, es un riesgo hoy”. Su diagnóstico conecta la primera infancia con los grandes temas de sostenibilidad: pobreza, desplazamiento, urbanización y emergencia ambiental.

Para Lombardi, garantizar salud, nutrición, aprendizaje temprano y cuidados protectores no es solo un derecho: es la infraestructura invisible que sostiene el bienestar colectivo y, por extensión, la resiliencia de las economías.

Ciencia que escucha a las comunidades

Phil Fisher, fundador del mismo centro en Stanford, cuestionó el modelo tradicional de investigación académica: “La investigación universitaria tiene que cambiar: debe ser relevante a los problemas que enfrentamos hoy”.

 

Su propuesta es transformar la ciencia en un diálogo bidireccional con las comunidades. Padres, educadores y pediatras se convierten en fuentes de conocimiento que orientan la agenda científica hacia las necesidades reales de las familias. Para el sector privado, este enfoque abre una lección clave: la innovación solo es legítima cuando escucha a quienes viven los problemas en carne propia.

La reflexión se amplió hacia escenarios de crisis humanitaria. Liana Ghent, directora de la International Step by Step Association, compartió las lecciones de Europa tras la guerra en Ucrania: “El aprendizaje y el desarrollo no se detienen en tiempos de guerra. Descuidarlos puede tener consecuencias de por vida”.

Su denuncia revela una paradoja: apenas el 2% de la ayuda humanitaria se destina al desarrollo infantil temprano. Para ella, apoyar a los cuidadores y profesionales que trabajan con niños expuestos al trauma es tan urgente como cuidar su propio bienestar.

Una apuesta por la humanidad

Las cuatro voces convergen en un mismo mensaje: la primera infancia no puede esperar. Integrar ciencia, política pública y acción comunitaria es indispensable para garantizar que los niños crezcan en entornos que les permitan desplegar todo su potencial.

 

En tiempos de cambio climático, pobreza y guerra, atender los primeros años de vida es más que una política social: es una inversión estratégica en sostenibilidad, competitividad y futuro.

 

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