Hecho en México: Producción lechera y seguridad alimentaria
Uno de los alimentos habituales en las mesas de las familias mexicanas, para desayunar, es la leche. Accesible para la población, con alto contenido de nutrientes que ayudan a prevenir enfermedades y a fortalecer el sistema óseo.

Pero también los mexicanos, muestran predilección por la leche y sus derivados como los quesos y el yoghurt, lo que ha reafirmado a los productores lecheros, la necesidad de ofrecer leche de calidad.
En México, la producción de la leche representa 20% (la quinta parte del valor total de la producción nacional pecuaria), y crece año con año debido a la alta demanda que diariamente tienen los mexicanos ya que es un alimento indispensable en cada hogar.
Las tres reglas de oro para una leche de calidad
De acuerdo con la Cámara Nacional de Industriales de la Leche (CANILEC), un producto lácteo de calidad es aquel que sigue tres puntos: 1.Cumple con las expectativas de los consumidores. 2.Ofrece un costo accesible, y 3.Sus características tienen una consistencia adecuada.
Para tener el grado de calidad que se espera de la leche, los productores lecheros recurren al uso constante de tecnología avanzada para el cuidado, alimentación, higiene y prevención de enfermedades en el ganado.
Ignacio Cervantes, director de Rancho Fuentezuelas, especializado en producción lechera, comentó: “Nuestro principal compromiso es con la sociedad, en Rancho Fuentezuelas realizamos esfuerzos diarios que nos permitan ofrecer productos que cumplan con los más altos estándares de calidad y satisfacción para los mexicanos. Seguimos paso a paso el modelo de trazabilidad que comprende delimitar los elementos que se tienen que llevar adelante para que el consumidor tenga la certeza de que lo que está consumiendo ha tenido un trato respetable, saludable y que ha llegado a la mesa con todos esos requisitos”
Cervantes, quien también es médico veterinario, destacó que hoy en día, en la mayor parte de los ranchos ganaderos que son considerados como ranchos con tecnología de punta, los productores lecheros llevan registros de las reses en sus ranchos, desde su nacimiento hasta que salen del rancho. Gracias a ese seguimiento, pueden hacer un seguimiento riguroso en todo momento a las vacas, para procurar su bienestar.
“Nuestra tarea es llevar un inventario con cada movimiento y cada hecho asociado a ese animal: dónde nació, dónde vivió, y cuidamos que cuente con todas las vacunas necesarias, llevamos a cabo medidas de higiene, para la prevención de enfermedades”, dijo. Y llegan a aislar a los animales, en caso de encontrar alguna eventualidad, y darles el tratamiento oportuno para que tengan una vida con la mejor calidad, y éstas puedan ofrecer productos con las mejores condiciones, expresó.
“Si la leche es poca, al niño le toca”
Hace algunas décadas, la producción de la leche enfrentó una crisis significativa, que dio lugar a una campaña publicitaria para enfatizar que los niños debería consumir la leche, antes que los adultos, y el slogan era “Si la leche es poca al niño le toca”.
Hoy en día, no tenemos una crisis tan severa como la de ese entonces, pero si se enfrenta un déficit de leche. Este 2025, se estima que la producción lechera en México alcanzará los 13. 5 millardos de litros, lo que representa un incremento del 1.9% en comparación con el 2024.
La producción de la leche en México representa para el mundo, un negocio de US$4.5 millardos.
Entre los principales estados productores de leche en México figuran: Jalisco (con el 21% de la producción nacional); Coahuila (con alrededor del 12% de la producción). Durango contribuye con cerca del 11% de la producción), principalmente.
El valor de mercado de la leche mexicana asciende a 20 millardos de toneladas, cita Cervantes. Y con éste, sólo se atiende el 65% de la demanda nacional de leche.
Una producción insuficiente para atender el mercado interno, y la demanda faltante se atiende con la importación de leche en polvo.
Importación de leche en polvo
En 2024 se importaron 361 050 toneladas de leche entera y descremada en polvo, y más de 200 000 toneladas de queso.
La importación de leche en polvo, a veces a precios subsidiados en sus países de origen, puede competir deslealmente con la producción de leche nacional, desincentivando a los productores locales.
En una coyuntura como la actual, con una guerra comercial que obliga a los países a priorizar el consumo de productos locales, e incentivar la producción nacional, ¿qué se requiere para que la producción de leche se incremente?
Factores que afectan la producción lechera
De acuerdo con Esteban Posada, presidente de la Asociación de Creadores Holstein de México (especie bovina de vocación lechera), los productores de leche, enfrentan costos elevados en insumos como el alimento para el ganado, lo que reduce su rentabilidad.
Asimismo, una parte importante de los productores de leche, -especialmente los pequeños y medianos-, carecen de acceso a tecnologías modernas de ordeño, alimentación, manejo sanitario y conservación de la leche. Esto limita su eficiencia y productividad.
Eventos climáticos como las sequías y otros, pueden afectar la disponibilidad de pastizales y agua para el ganado, impactando la producción.
Algunos productores señalan la falta de incentivos y apoyos gubernamentales comparables a los que reciben los productores en países, como EUA.
En ocasiones, se pagan bajos precios a los productores nacionales y no son lo suficientemente atractivos para mantener o expandir la producción.
La falta de canales de comercialización eficientes y la presencia de intermediarios pueden reducir las ganancias de los productores.
El acceso a créditos con tasas de interés accesibles y plazos adecuados suele ser limitado para muchos productores, dificultando la inversión en mejoras tecnológicas o la expansión de sus operaciones.
En algunas regiones, la falta de caminos rurales en buen estado y la limitada disponibilidad de servicios como electricidad y agua dificultan las operaciones diarias y el transporte de la leche.
Superar estos problemas requerirá un enfoque integral que involucre a productores, industria, gobierno y otros actores relevantes para fortalecer la competitividad y sostenibilidad de la producción láctea en México.
Innovación tecnológica
Abraham Cohen, gerente de Soluciones Tecnológicas para la Unidad de Ganadería de MSD Salud Animal en México opinó que, hoy más que nunca se debe promover el consumo de leche en nuestro país, brindando información suficiente que permita a la población mexicana conocer los beneficios que aporta esta proteína y, sobre todo, acabar con datos erróneos que dañan la reputación del sector, tal es el caso de los rumores sobre la producción de metano en granjas, de la cual no existen datos que lo corroboren, provocando únicamente ideas erróneas y desinformación.
Hay programas tecnológicos que se están implementando en el sector ganadero, como el uso de SenseHub Dairy, collar de monitoreo de las vacas, para muestran algunos parámetros en becerras, y otros en vacas maduras, para prevenir enfermedades como tuberculosis, brucelosis, tuberculosis, neumonía, entre otras. Pero también para identificar la cantidad de leche que producen diariamente.
“La combinación de la información que emiten permite desarrollar una base de información de los animales para que se puedan detectar cambios en sus comportamientos y los productores puedan tomar las acciones correspondientes que atiendan las necesidades de su ganado”, cita Cohen.
También mencionó la importancia que pueden significar para los productores lecheros la obtención de leche de calidad, ya que son los únicos responsables del registro de datos que requiere el proceso de trazabilidad, así como de obtener las soluciones tecnológicas que les permitan optimizar y mejorar esta tarea, para mejorar su operación y lograr la estabilidad en la producción.
Estas tecnologías proporcionan mejoras reproductivas, procuran el cuidado neonatal y mejoran el bienestar del ganado a través de eficaces programas antiparasitarios. Pero también para mejorar la productividad de la ganadería lechera. A la fecha hay 750 000 vacas usando los collares de monitoreo en el país.