Empresas como Danone, IKEA y Bimbo han integrado el propósito en sus modelos de negocio, alineándolo con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). La autenticidad y la acción sostenible son hoy diferenciadores clave para las organizaciones.
Cumplir con criterios ESG atrae inversión, sí. Pero cuando olvidamos a quienes viven las consecuencias cotidianas de nuestras decisiones —empleados, comunidades, proveedores—, el proyecto pierde su razón de ser. Volver al centro es urgente.
La reforestación debe entenderse como parte de una estrategia integral de sostenibilidad, no como una acción aislada. Plantar árboles solo es efectivo si se acompaña de compromisos ambientales amplios y coherentes de gobiernos, empresas y ciudadanos.
Actualmente, las empresas se desenvuelven en entornos cada vez más volátiles, inciertos, complejos y ambiguos, lo que las obliga a reinventarse, ser resilientes, innovar constantemente y predecir el futuro para enfrentar posibles escenarios catastróficos.
La economía circular en Chile a diferencia de México cuenta con financiamiento estratégico para escalar.
Empresas con visión han logrado consolidarse gracias a fondos públicos y privados.
Abandonar estas iniciativas podría erosionar la confianza de consumidores e inversionistas, y frenar avances cruciales para un futuro más justo y sostenible.