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Capitalismo Consciente: el modelo que está transformando la forma de hacer negocios

Por Ernesto Chera

“El propósito de los negocios no es hacer dinero. El dinero es el resultado”, escribió Raj Sisodia, uno de los fundadores del movimiento Capitalismo Consciente junto con John Mackey, creador de Whole Foods Market.

Su propuesta, surgida en Estados Unidos a principios de los 2000, rompió con la vieja premisa del economista Milton Friedman, quien en los setenta sentenció que “la responsabilidad social de las empresas es incrementar sus beneficios”. Dos visiones opuestas que hoy chocan en un contexto donde la confianza en las instituciones se erosiona y donde los consumidores premian —o castigan— a las marcas según su responsabilidad social.

capitalismo consciente
Imagen de cortesía.

Los cuatro pilares de un capitalismo con propósito

El modelo plantea que una empresa que realmente quiere trascender debe cimentarse en cuatro principios:

  1. Propósito superior: tener claro por qué existe la compañía más allá de las utilidades.
  2. Liderazgo consciente: ejecutivos que ven su rol como el de servidores y catalizadores de valor.
  3. Cultura consciente: entornos laborales basados en la confianza y la colaboración.
  4. Stakeholders por encima de los shareholders: pensar no solo en los accionistas, sino también en empleados, clientes, proveedores, comunidades y el medio ambiente.

“Es un modelo que reconoce la interdependencia”, resume Sisodia en entrevistas. “Las empresas existen dentro de un ecosistema de relaciones y, si una falla, tarde o temprano falla todo el sistema”.

La tendencia no surge en el vacío. Según un estudio de Edelman Trust Barometer 2024, el 63% de los consumidores en América Latina afirma que compra marcas que coinciden con sus valores. Además, las generaciones jóvenes, especialmente los millennials y centennials, priorizan trabajar en organizaciones con impacto positivo.

No se trata solo de reputación: un informe del Harvard Business Review encontró que las compañías guiadas por propósito superan en desempeño financiero a las tradicionales en un horizonte de 10 años.

Ejemplos que inspiran

Algunas empresas se han convertido en referentes de este movimiento:

  • Patagonia: la marca de ropa outdoor que en 2022 anunció que transferiría su propiedad a un fideicomiso y una ONG para destinar todas las ganancias a la lucha contra el cambio climático.
  • Whole Foods Market: que integró la alimentación saludable con cadenas de suministro responsables, inspirando a todo un sector.
  • Grupo Bimbo: que en México ha asumido el compromiso de operar con energía eléctrica 100% renovable hacia 2025 y ha impulsado programas de impacto comunitario.
  • Cemex: con su programa Patrimonio Hoy, que ha beneficiado a más de 650 mil familias en América Latina al facilitarles el acceso a vivienda digna.

Estos casos muestran que no se trata de filantropía, sino de estrategias integradas en el corazón del negocio.

¿Moda o cambio estructural?

El capitalismo consciente enfrenta también críticas: algunos lo consideran un eslogan de mercadotecnia. Sin embargo, su adopción creciente sugiere que es más que un discurso.

En México, capítulos locales del movimiento ya organizan foros y talleres para sensibilizar a líderes empresariales. Y a nivel global, más de 3,500 compañías han alcanzado la certificación Empresa B, un sello independiente que valida prácticas responsables.

En un mundo que enfrenta crisis climáticas, desigualdades sociales y un escrutinio ciudadano sin precedentes, el capitalismo consciente aparece no solo como una alternativa ética, sino como una estrategia de resiliencia empresarial.

“Las empresas que ignoren esta ola corren el riesgo de quedarse fuera de juego”, advierte Michael Porter, profesor de Harvard y especialista en competitividad.

Al final, la pregunta no es si es posible que las empresas sean rentables y responsables al mismo tiempo, sino si pueden sobrevivir sin serlo.

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