La nueva era de la trazabilidad: transparencia que transforma la alimentación

*Experta en sostenibilidad I Opinión Impulso Empresas2030
Los consumidores han dejado de ser espectadores pasivos para convertirse en actores que exigen mejores opciones y mayor rendición de cuentas. Más del 70% de las personas a nivel global está dispuesta a elegir productos sostenibles si se les ofrece información clara y confiable sobre su impacto ambiental y social, reflejando un cambio profundo hacia decisiones de compra alineadas con sus valores. Esta creciente demanda no solo está transformando los mercados, sino que también impulsa a las empresas a replantear cómo obtienen, producen y comunican sus productos.

La trazabilidad —la capacidad de rastrear el recorrido de un producto desde el campo hasta la mesa— está en el corazón de esta transformación No se trata solo de conocer el origen de un alimento, sino de confiar en la información que se proporciona. Certificaciones como orgánico, Rainforest Alliance, MSC (Marine Stewardship Council), Regenerative Organic Certified, Leaping Bunny o Empresa B, por nombrar algunas, ofrecen una base mínima de garantía
, pero los avances tecnológicos y regulatorios están llevando la transparencia a un nuevo nivel. Herramientas como los códigos QR en los empaques y la tecnología blockchain se emplean cada vez más para garantizar información inmutable y accesible. Estas innovaciones empoderan al consumidor para tomar decisiones informadas y motivan a las empresas a mantener estándares más altos.
Europa, por ejemplo, lidera la implementación del Pasaporte de Producto Digital (Digital Product Passport, DPP). Este sistema recopila de forma digital la información clave sobre un producto, desde su producción hasta el final de su vida útil. En el caso de los alimentos, el DPP permite a los consumidores conocer detalles precisos sobre su origen, métodos de cultivo, procesamiento, aditivos y posibles efectos en la salud. De este modo, tanto consumidores como empresas pueden tomar decisiones más responsables, impulsando un mercado transparente y sostenible.
Como dijo Wendell Berry, escritor y agricultor estadounidense, “comer es un acto agrícola”. Esto significa que alimentarse no es una acción pasiva, sino una conexión activa con la tierra y la labor agrícola, y que cada elección en nuestra dieta conlleva una responsabilidad individual y colectiva hacia sistemas de producción más sostenibles. Hoy, esa responsabilidad se refleja también en la creciente demanda de transparencia: consumidores que quieren saber de dónde viene lo que comen, cómo se ha cultivado y cuál ha sido su impacto social y ambiental.
Quiénes están impulsando esta tendencia? Consumidores conscientes de su salud, familias jóvenes y compradores preocupados por el medio ambiente están a la vanguardia. Estudios muestran que padres y madres, en particular, buscan alimentos con etiquetas limpias, menos aditivos y perfiles nutricionales claros para proteger la salud de sus hijos. Por su parte, los consumidores fitness priorizan ingredientes simples y reconocibles, mientras que los ambientalistas exigen pruebas concretas de prácticas éticas y responsables.
No todos los alimentos que parecen iguales a simple vista lo son en realidad. Por ejemplo, en el caso de la carne roja, los sistemas industriales de producción —conocidos como CAFOs (Concentrated Animal Feeding Operations)— son frecuentemente criticados por sus altos niveles de grasas saturadas, el uso de antibióticos y graves impactos ambientales como la deforestación y las emisiones de gases de efecto invernadero. En contraste, la ganadería regenerativa —con pastoreo rotacional y animales alimentados con pastos diversos— ofrece beneficios significativos: esta carne suele contener más ácidos grasos omega-3 y antioxidantes, que favorecen la salud humana, al tiempo que contribuye a la restauración del suelo y la captura de carbono. Como se dice, “It’s not the cow, it’s the how”, y por eso conocer el origen de nuestros alimentos importa.
La trazabilidad ya no es un simple recurso de marketing; es una condición indispensable para generar confianza en un sistema alimentario globalizado y transparente. Las empresas que abracen esta nueva era de responsabilidad e inviertan en transparencia auténtica estarán mejor posicionadas para un futuro en el que los consumidores exigirán —y merecerán— total visibilidad sobre lo que comen.