En puerta un déjà vu económico
Por Carlos Bonilla I Licenciado en Periodismo y Comunicación Colectiva por la UNAM y Maestro en Relaciones Públicas por el CADEC. Preside el Consejo Consultivo de la Red Mundial de Comunicación Organizacional.
En su informe Global Trade Outlook and Statistics 2025, la Organización Mundial del Comercio (OMC) advirtió que el comercio mundial de mercancías podría contraerse 0.2% en 2025, después de haber crecido 2.9 % en 2024, lo que marca un cambio importante en la tendencia global. La OMC atribuye esta desaceleración a diversos factores, entre ellos:
- El incremento de aranceles
- La creciente incertidumbre en la política comercial
- Los riesgos geopolíticos que interrumpen las cadenas de suministro
Este organismo internacional también prevé que, en un escenario más adverso con mayores tensiones y reactivación de aranceles recíprocos, la caída del comercio global de bienes podría llegar hasta −1.5%, mientras que el comercio de servicios, aunque mantendría un crecimiento del 4%, quedaría por debajo de las proyecciones iniciales.

Entre las principales razones de esta advertencia, la OMC destaca la proliferación de nuevos aranceles desde comienzos de 2025, que han elevado los costos de transacción y generado fricciones comerciales.
La organización calcula que la creciente incertidumbre sobre la política comercial podría restar hasta 0.8 puntos porcentuales al crecimiento del comercio mundial y que la reactivación de aranceles recíprocos entre grandes economías podría restar otros 0.6 puntos porcentuales en 2025.
En este contexto, regiones clave como Norteamérica enfrentarían retos significativos, con exportaciones disminuyendo hasta un 12.6% e importaciones un 9.6%. Aunque estos efectos se perciben directamente en el comercio de bienes, también impactan servicios relacionados como transporte, logística y actividades profesionales, ampliando así el alcance de la desaceleración.
Los sectores y regiones más vulnerables son:
- Aquellos países y sectores con alta dependencia de las exportaciones y de las cadenas globales de valor.
- Economías muy orientadas a las exportaciones manufactureras.
- Países con grandes cuentas corrientes dependientes de la demanda externa.
- Regiones con niveles elevados de deuda externa y menor margen fiscal.
- Pequeñas y medianas empresas exportadoras
- Trabajadores en sectores exportables (manufactura, componentes electrónicos, textiles, automotriz) también son especialmente vulnerables por la caída de la demanda externa y la interrupción de insumos.
¿Quiénes tendrían mayor capacidad de amortiguación?
- Países con grandes mercados internos con políticas fiscales y monetarias robustas
- Economías con balanzas comerciales menos dependientes de sectores vulnerables
- Países con reservas y márgenes para estimular la demanda interna.
Estos patrones aparecen en los análisis del impacto de la desaceleración comercial y en los comunicados de la OMC y organismos multilaterales.
Algunos analistas encuentran similitudes con crisis previas. Durante la gran crisis financiera de 2008–2009 la economía mundial vivió una contracción profunda. El WEO del FMI proyectó para 2009 una caída notable de la producción mundial y análisis del Banco Mundial señalaron que el PIB per cápita mundial se contrajo fuertemente, con la caída de 2009 considerada una de las más agudas desde la Segunda Guerra Mundial (estimaciones apuntan a una contracción significativa del crecimiento global y una caída del PIB per cápita cercana al 2.9% en 2009 en algunas mediciones), lo cual para los expertos significa la existencia de un déjà vu económico.
En las crisis regionales, como la crisis asiática de 1997–1998, países muy implicados vieron caídas pronunciadas del PIB y del comercio, pues varios países asiáticos sufrieron reducciones de dos dígitos en algunos indicadores durante el peor momento.
La OMC revisó sus previsiones para el comercio de mercancías tras observar mayor debilidad y según distintas actualizaciones a lo largo de 2025, pasó de un escenario de contracción ligera a previsiones más moderadas según la evolución de las limportaciones en EEUU y otros factores (las proyecciones se han ajustado varias veces durante el año).
Por otra parte, el FMI proyectó un crecimiento global de alrededor del 3.0% para 2025 (con ligera mejora para 2026), mientras que el Banco Mundial y sus Global Economic Prospects colocan expectativas de crecimiento mundial en rangos cercanos y advierten que la desaceleración estructural y las barreras al comercio pesan sobre la demanda externa y la inversión.
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) y otros organismos subrayan que, aunque el comercio creció en algunos trimestres, la persistente incertidumbre política-comercial y riesgos geopolíticos mantienen a la baja el sesgo de crecimiento del comercio.
Los especialistas ven como las proyecciones más fiables de 2025 aquellas que muestran una moderación del crecimiento global (cifras alrededor de -3% para crecimiento del PIB mundial en 2025 según el FMI) y un crecimiento del comercio más débil, incluso con escenarios alternativos donde el comercio podría reducir si las tensiones aumentan.
Aunque el escenario no apunta a una crisis inmediata, sí sugiere un entorno económico global más complejo y volátil.